Una familia de estos reptiles fue descubierta en el sistema de desagües del conurbano, alimentándose de ratas y otras alimañas. Biólogos, sanitaristas y urbanistas coinciden en que el episodio es un síntoma extremo de la descomposición ambiental y del desmanejo de los organismos nacionales de control, atravesados por la corrupción y las coimas. Crecen además las sospechas sobre la inacción de la Municipalidad de Tres de Febrero, que habría desoído advertencias vecinales.
El hallazgo ocurrió en un ramal de cloacas cercano a la localidad de Loma Hermosa, partido de Tres de Febrero. Personal de mantenimiento de AySA se topó con lo que primero creyó ser una acumulación de escombros; segundos después, la masa reptiliana se movió. Eran yacarés. No uno, sino al menos tres ejemplares de Caiman latirostris, que habrían conformado una familia y que, según testigos, se alimentaban de las abundantes ratas del lugar.
La noticia, aunque difícil de creer, fue confirmada en parte por fuentes sindicales de ATE Agua y Saneamiento, que difundieron imágenes borrosas tomadas con un celular. “Hace tiempo que denunciamos el abandono de la red, la falta de inspecciones y la corrupción en las contrataciones de químicos y controles ambientales”, señaló Luis Caraballo, delegado del área técnica.
¿De dónde salieron los yacarés?
Las hipótesis abundan. Para la bióloga Mariana Debernardi, del Instituto de Biología Subtropical, los animales podrían haber sido liberados por traficantes de fauna o haberse escapado de colecciones privadas ilegales en barrios cercanos. Otros vecinos aseguran haber presentado reclamos en la Municipalidad tras escuchar ruidos extraños en las bocas de tormenta, pero —según denuncian— nunca recibieron respuesta.
“Los yacarés son resistentes, pero este hallazgo es anómalo. Se trata de una especie nativa del litoral argentino que no debería estar a cientos de kilómetros de su hábitat natural”, precisó Debernardi.
Efectos de un hábitat cloacal
El sanitarista Esteban Godoy, ex consultor de la OPS, advierte que la presencia de reptiles en un entorno cloacal es un doble problema: “Significa que la red está degradada, con plagas que ofrecen alimento a fauna no esperada, y además esos animales quedan expuestos a materia fecal, antibióticos, drogas y químicos de todo tipo. Nadie sabe qué consecuencias sanitarias puede tener esa exposición”.
La arquitecta Silvia Larralde, especialista en infraestructura hidráulica, aporta otro ángulo: “Un yacaré en contacto con aguas servidas puede convertirse en reservorio de bacterias resistentes. El hecho de que ni Nación ni Municipio hayan actuado a tiempo lo convierte en un símbolo del fracaso institucional”.
Corrupción, coimas y desidia local
El episodio vuelve a poner en escena las críticas al sistema de control estatal. Mientras AySA atraviesa recortes de personal y denuncias por sobreprecios en insumos, el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA) y la Secretaría de Ambiente de la Nación aparecen señalados por su ineficacia.
Pero la lupa también apunta a la Municipalidad de Tres de Febrero, que habría ignorado reportes de vecinos sobre ruidos y movimientos en la red pluvial. “Las advertencias estaban, los audios circulaban. Si nadie bajó a inspeccionar fue porque las prioridades eran otras”, comentó un ingeniero que pidió reserva de identidad.
“Lo que vemos es fauna desplazada, que coloniza espacios que nunca deberían ser su hábitat”, sintetiza Debernardi. “Pero lo que hay detrás es algo peor: un Estado Nacional y un Municipio que dejaron de controlar porque el negocio de la coima vale más que la salud de los vecinos”.
Los yacarés fueron retirados por personal técnico y trasladados —según se informó— a una reserva en el norte de Santa Fe. Las ratas, claro, se quedaron.