Según un informe de la consultora Seguridad & Futuro, los robos en Villa Tesei aumentaron un 147% en el último año, superando a todos los distritos vecinos. La escalada delictiva es atribuida al desmanejo en seguridad de la gestión camporista de Damián Selci y a la descoordinación con la Provincia, producto de las internas fogoneadas por La Cámpora, aunque en campaña hayan simulado unidad.
Villa Tesei se convirtió en el epicentro de la inseguridad bonaerense. Así lo revela un informe de la consultora Seguridad & Futuro, que ubica a esta localidad de Hurlingham como la más peligrosa de todo el conurbano, superando incluso a partidos históricamente complicados como La Matanza o Quilmes y al temible polígono de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora.
Los datos son alarmantes: en apenas doce meses, los robos en la vía pública aumentaron un 147%, las entraderas crecieron un 93%, y los asaltos a comercios se dispararon un 120%. El estudio indica que 7 de cada 10 vecinos aseguran haber sufrido o presenciado un hecho delictivo en el último semestre, un récord que desnuda la falta de un plan serio de prevención.
La consultora sostiene que el principal factor detrás de este deterioro es el desmanejo en seguridad por parte de la gestión del camporista Damián Selci, actual intendente de Hurlingham. Pero además agrega un dato político: la falta de coordinación con el gobierno provincial no es casual, sino consecuencia de las internas fogoneadas por La Cámpora contra la propia gestión bonaerense. La disputa, maquillada con fotos de campaña y supuestos gestos de unidad, se traduce hoy en un vacío de políticas conjuntas.
En Villa Tesei, los vecinos denuncian que las cámaras de seguridad instaladas en años anteriores están en su mayoría fuera de servicio y que los patrulleros brillan por su ausencia. Mientras tanto, las redes sociales se llenan a diario de testimonios desesperados: motochorros en plena tarde, entraderas violentas, arrebatos a la salida de las escuelas.
La percepción es contundente: Villa Tesei pasó de ser un barrio de familias trabajadoras a convertirse en el símbolo del fracaso en seguridad del kirchnerismo local, agravado por las internas camporistas que paralizan cualquier coordinación con la Provincia
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