Santiago Caputo logró su primer triunfo político en el conurbano. Con la ayuda paga de Martín Sabbatella, inhabilitado por la Justicia, abrió una grieta en el peronismo de Morón, debilitó a Lucas Ghi y complicó el control de Axel Kicillof sobre el PJ bonaerense.
En Morón se acaba de producir un movimiento político que pocos habían previsto. Santiago Caputo logró que su experimento ideológico y político diera su primer golpe certero. Lo hizo en el corazón del peronismo local. Lo consiguió con la decisión de Martín Sabbatella de armar una lista separada de la del intendente Lucas Ghi. Esa jugada no solo rompe la unidad en el distrito. También es un golpe directo al plan del gobernador Axel Kicillof de sostener el control del PJ provincial.
Y lo hizo con ayuda paga. Sabbatella, viejo rentista del municipio de Morón, aceptó volver a escena. Lo hizo pese a estar inhabilitado para ejercer cargos públicos. Esa inhabilitación fue ratificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El detalle no parece importarle ni a Caputo ni a los aliados que agitan la bandera del “retorno K” para alterar el mapa político bonaerense.
El movimiento no es un error aislado. Es un cálculo preciso. Caputo, alfil del presidente Javier Milei, encontró en Sabbatella a la pieza perfecta. A cambio de dinero y recursos le dio un papel central en la pelea. Con esa jugada no solo abrió una grieta en el peronismo de Morón.
También instaló la idea de que el kirchnerismo y La Cámpora podrían volver a ocupar espacios que parecían perdidos. El temor al regreso K se transformó en una herramienta. Es un recurso que erosiona al peronismo en su núcleo y fortalece al oficialismo nacional.
La imagen de Sabbatella vuelve a circular en el distrito. No lo hace con poder propio. Lo hace con el respaldo económico y mediático que le asegura Caputo. El dirigente que había quedado arrinconado por sus derrotas y por su condena judicial reaparece ahora como un engranaje de una maquinaria más amplia.
El efecto en Morón es inmediato. Muestra que La Libertad Avanza tiene capacidad de operar dentro del peronismo y de sacar beneficios sin necesidad de ganar elecciones en el corto plazo.
Y el mensaje es claro. Todo lo que se invierta en la campaña de Sabbatella será poco en comparación con lo que se podrá ganar a futuro. Con el camino despejado, La Libertad Avanza marcha con viento a favor. Caputo lo diseñó. Sabbatella lo ejecutó. Y Kicillof lo padece.











